
Se la cultiva principalmente en el sur de Francia (Languedoc, Provence), y en Cataluña, donde aparece en algunos vinos de corte de Penedés. Además se produce en Libano, también para cortes. En América de Sur hay varias bodegas que la elaboran y envasan sola (como varietal) en Argentina, Brasil y Uruguay. Aquí, más de media docena de bodegas poseen viñedos de Arinarnoa, y se ha adaptado muy bien al suelo y al clima.
Bresesti, innovación y modernidad
La bodega familiar Bresesti, localizada en Montevideo rural (Ruta Perimetral 102 y Av. Coronel Raíz) la plantó en 2010, y el primer vino de Arinarnoa salió al mercado en 2017, para la línea Pequeñas Colecciones. Si bien otros ejemplares tintos de esa línea (Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Tannat) son vinos más estructurados y con más cuerpo, el Arinarnoa tiene un perfil atípico, de estructura media, y es muy frutado, con reminiscencias de membrillos.
La fermentación de las uvas se realiza a temperatura controlada. Para ello, se introduce en el recipiente una serpentina de metal por la que circula líquido frío.

Rara Avis
Como la de su etiqueta, la otra versión de Arinarnoa que nos presenta Bresesti de lanzamiento más reciente, corresponde a la línea Sin Madera, y tiene una bella presentación en su botella 'panzona' con etiqueta ilustrada con un raro pájaro, y sello del corcho con lacre sintético, en lugar de la habitual cápsula. Es un corte de 60% Arinarnoa + 40% Tannat. Las uvas se cultivan permitiendo una muy pequeña producción de racimos por cada planta, para concentrar sabor. Se elaboró en recipiente de hormigón, y se embotelló directamente sin pasaje por barrica de madera, dejándolo reposar en botella 12 meses antes de salir al mercado.
La nota de cata nos dice que posee aroma de frutos del bosque, dominado por la cereza y algo de clavo de olor y pimienta. En boca se sienten las notas de Arinarnoa, bien frutal, y una sofisticación en la armonía entre ambas cepas donde el Tannat agrega profundidad. Un final muy agradable, suave y refinado.